Los juegos en el bosque
Dodecá
2011
Los imaginarios juegos en el bosque que propone
Claudia Anselmi no son nada triviales. Son juegos
muy rigurosos. Conste que dije rigurosos y no serios,
ni solemnes, ni circunspectos. La magia, el prodigio,
excluyen siempre la presencia de esas hadas agrias
que recién mencionase. La magia de la buena, la que
nace de la maravilla y el asombro atravesando los
hastíos de la realidad, nunca es seria. El prodigio, ese
estado esquio que ilumina fugazmente el alma,
nunca es solemne, nunca tiene que ver con
pomposas galas ni con ceremoniales extraordinarios.
Ocurren en los territorios tenues, casi inasibles de lo
poético. La fascinación honda, duradera, nunca es
circunspecta. Nunca es prudente ni se esconde tras la
aturdida coraza del decoro, de la corrección opresiva
y molesta. Pero, quizás una de las notables ventajas
de los juegos que ofrece Claudia Anselmi es que,
además, los desdramatiza.
Alfredo Torres
Curador de la muestra